“Machado de Assis fue quien primero percibió —y muy precozmente, en el último suspiro del Imperio— la dimensión abarcadora que asumiría la música popular en Brasil como instancia para configurar y expresar, como ninguna, la vida brasileña como un todo. Un todo necesariamente problemático a los ojos del más agudo crítico de las totalizaciones que conocemos; un todo no armonioso, sino paradójico en esencia, que remite a un mundo de conflictos e imbricaciones que engancha directamente el sustrato cultural más arcaico del esclavismo a las formas más ágiles de la mercantilización moderna. No obstante, Machado de Assis captó la potencia humana y artística de esa encrucijada, y lo dijo, en forma de interrogante y de secreto”.José Miguel Wisnik