Durante medio siglo, la producción cultural en Colombia se ha desarrollado bajo la sombra del realismo mágico, en particular las obras de Gabriel García Márquez, en las que los fantasmas cuentan historias sobre el pasado violento del país y advierten sobre un futuro desolador. Décadas después, la violencia en Colombia no da tregua, pero los recursos críticos del realismo mágico ya no explican estos nuevos ciclos de la violencia en el país, lo que da origen al “realismo espectral”. A lo largo de estas páginas, Juliana Martínez argumenta que novelistas, cineastas y artistas contemporáneos —desde Evelio Rosero y William Vega hasta Beatriz González y Erika Diettes— comparten una preocupación formal y temática por lo espectral, pero cambian el foco de lo que el fantasma es a lo que el espectro produce. Estas obras no hablan de fantasmas, sino que utilizan la espectralidad para desestabilizar la realidad, lo que implica desafiar la autoridad de la visión y la cronología histórica de la modernidad, al tiempo que desmercantilizan los modos de representar la violencia. Lo anterior crea un espacio crítico para reflexionar sobre la relación entre ética y estética en contextos de violencia, y ofrece alternativas que buscan justicia y reparación simbólica para sus víctimas. Más allá del fantasma plantea una nueva perspectiva de la política y la ética de la representación por medio de una estética espectral, relevante para una variedad de contextos sociohistórico.