Este sorprendente y hermoso libro es, no solo el descubrimiento de un personaje oculto en la historia de las ciencias, sino la historia de dos pasiones: la que el naturalista Alfred Russel Wallace siente por temas como la biología, la biogeografía, la evolución de la vida en el planeta —que lo llevó a viajes prácticamente imposibles a mediados del siglo XIX—, y la pasión del autor del libro, Felipe Guhl, por Wallace. Los viajes de Guhl empezaron “en los viejos anaqueles de madera y cuadernos de campo, dibujos, mapas, cartas y toda suerte de documentos manuscritos originales” de archivos londinenses en búsqueda de los documentos del científico, para culminar volviendo a realizar el viaje hecho por Wallace —hace cerca de 170 años a lo largo de 2175 kilómetros— por los ríos Vaupés y Negro, desde el mítico Yuruparí hasta Manaos, en compañía de otros cuatro tripulantes.
Tanto Wallace como Guhl forman parte de una larga tradición de naturalistas viajeros de selvas americanas con el jesuita Gumilla en el siglo XVIII, Humboldt y Bonpland, von Martius, o La Condamine a inicios del siglo XIX.
que el lector participa en el alucinante periplo por las ciencias naturales y la evolución biótica de nuestro planeta, acompañado con fascímiles, fotografías, dibujos, acuarelas, tintas, diagramas, mapas de Alfred Russel Wallace como de Felipe Guhl y sus acompañantes.